
Tamahome, reencarnado en Taka Sakunami, se encuentra de nuevo con Miaka. Ambos son felices. Lo único que les entristece es que Taka no recuerde nada de la vida de Tamahome. Un día oyen la voz del Caballero Sagrado Suzaku que les apremia: «Venid a buscarme». Una vez más vuelven a ser absorvidos por el mundo de los Cuatro Dioses.

